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31 de julio de 2020 11:18

Próceres aún se hacen sentir

El cabello de las mujeres se cuida con esmero, como si estuvieran vivas.

El cabello de las mujeres se cuida con esmero, como si estuvieran vivas.

Betty Beltrán (I)

El ambiente era bien pesado y un escalofrío recorría todo el cuerpo. Así que entre el 2003 y 2004 se llamó a un shamán para que limpie aquella mala energía donde el 2 de agosto del 1810 fueron asesinados los próceres de la Independencia.

Hace 210 años, en aquel sitio funcionaba el cuartel Real Audiencia de Quito y hoy está el Museo Alberto Mena Caamaño; allí estuvieron encerrados 80 personas que, desde el 4 de diciembre de 1809, fueron detenidos por el Primer Grito de Independencia (10 de agosto de 1809).

Fuera del edificio, ubicado en la calle Espejo, entre Benalcázar y García Moreno, murieron otras 220 personas. Esas 300 víctimas representaron el 10% de la población de la ciudad y el 1% de la Real Audiencia de Quito, menciona Adriana Sánchez, mediadora del museo. Para recordarlo, desde el 2010 se organiza un evento denominado Rojo Estigma, pero este año no se lo realizará por el covid-19. En su reemplazo habrá, el domingo a las 19:00, una reunión virtual en la cual se contará, entre otras cosas, las andanzas de espíritus que deambulan por ahí y cómo se hicieron las estatuas de cera.

El taller que permite vivir de cerca la historia. Fotos: Cortesía Museo Alberto Mena Caamaño

El taller que permite vivir de cerca la historia. Fotos: Cortesía Museo Alberto Mena Caamaño

Del primer punto, Sánchez ratifica que el espacio tiene su misterio, y todos los trabajadores cuentan sus experiencias. El tema más recurrente es que el ascensor que allí tienen sube y baja a pesar de que nadie lo llama; aquello es más notorio los lunes cuando solo se desarrollan labores administrativas.

De igual forma, los empleados suelen afirmar que ‘alguien’ les hala los brazos, otras veces se prenden las luces de los pasillos donde están las estatuas de cera a pesar de que están desconectadas. Son muchas experiencias, pero en todo caso “son espíritus tranquilos y se convive en santa paz”.

En la cita del domingo también se hablará sobre las 13 figuras de la escena de la masacre que fueron elaboradas en Francia, en 1970. Patricio Ruales, del área de patrimonio cultural del Centro Cultural Metropolitano, será el encargado de ese tema.

Pero hay 35 personajes más, los cuales fueron elaborados a comienzos del 2000 por un grupo de escultores nativos; antes se contactó a un especialista inglés para que, a través de dos talleres, les enseñen los trucos de la escultura realista.
Fue un trabajo que se alargó por un año, el taller se montó en la parte baja del Museo, en el patio de La Picota. En la lista para el modelado estuvieron La Condamine, Eugenio Espejo, Manuela Cañizares, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre…

La labor fue pacienciosa porque, como indica Ruales, hasta los cabellos naturales se pegaban uno a uno en la cera, incluso aquellos que iban en los bigotes o barbas. Solo el pelo sintético de los geodésicos fueron pelucas por los churos.

El grupo de trabajo, agrega, fue sólido y compacto para el modelado de arcilla de la cabeza, el cuerpo de maniquí, los brazos articulados de madera (pino y eucalipto), el molde de las manos de arcilla, el ensamblaje con pernos y tornillos.

Como son figuras históricas, cada lunes se hace la limpieza; actualmente, por el tema de la pandemia, el equipo de guardias les da una mano con eso. La idea es que se mantengan punto en blanco, y listos para seguir conmoviendo cuando se permita la apertura de este lugar, que guarda un capítulo tan importante de la historia del país.