Un poste de luz caído es el juguete de los guaguas
Atrás del barrio La Mascota (sur de Quito) vive una primita lejana a la que quiero mucho, mucho. El otro día que tuve un tiempito libre decidí ir a visitarle a la ingrata porque si es por ella ni me llama; bueno, a veces soy un poquito exagerado.
Cuando estaba subiendo por la calle Rafael Jimena, justo al frente de la calle Juan Ferruzola, les veo a unos guaguas jugando en la acera. No tenían juguetes, ¡jugaban con un poste de luz caído!
Junto al poste, que medía sus seis metros, había tierra, piedras y basura. Qué cosa más terrible, vean, entre cables los guaguas hacían como que el poste es una resbaladera.
Rapidito me crucé la calle y les dije a los chicos que tengan cuidado porque puede haber algún accidente. Justo pasaban unas vecinas y me cuentan que el poste está ahí ya algunos días y que incomoda a los transeúntes. Dicen que ojalá lo retiren o lo coloquen pronto.
A los vecinitos les pido muy amablemente que, mientras se retira el poste de luz caído, estén pendientes de los guaguas. Ese tipo de objetos son muy peligrosos y lo que menos queremos es que haya accidentes o pasar algún mal rato.