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2012-06-16 15:29:37

Trotamundos y pescador de imágenes

PiePie de foto de la imagen. Se debe pegar aquu00ed el texto de dos lu00edneas mu00e1ximo, correspondiente a la fotografu00eda.

Jean Claude Constant, el fotógrafo francés afincado en Quito.u00a0Curiosa paradoja. El hombre que ama el océano y sueña con sacarse la lotería para comprarse un buque de buena eslora y navegar por los siete mares... trabaja en el subsuelo del edificio Atrium de la González Suárez. Lo hace casi como un alquimista: encerrado en un aposento de siete por tres metros,

sin ventanas y repleto de objetos y herramientas que tienen una sola temática: la fotografía.u00a0El cubículo es, no obstante, aséptico y luminoso gracias a los reflectores, ubicados estratégicamente,

para lograr imágenes óptimas. Los paraguas de luz de

las esquinas parecen cortinas recogidas en día de limpieza general. Hay fotografías, grapas y libros regados

por todas partes; una caja de luz y una mesa sinfín para trabajar.En un rincón está la 'compu' que ayuda en las ediciones; en el otro, una cafetera emerge como un cactus de acero inoxidable. Como un buen parisino

adora el café con la misma pasión que ama la fotografía, el mar y las mujeres.

El hombre, Jean Claude Constant, un francés que nació justo el día en que la segunda bomba atómica cayó sobre Nagasaki (9 de agosto de 1945), es un empedernido caminante y un navegante compulsivo.

Y su estudio solo es un puerto temporal donde planifica las próximas batallas con sus Nikon y Canon digitales, como antes lo hacía con sus Leikas, Hassenblat o Mamías de rollos de película de celuloide.Con esas armas bajo el brazo o cerca de una de sus pupilas, Jean Claude

ha recorrido medio mundo. Ha estado en India, Irán, Iraq, China, Yemen, Senegal, Túnez, Mauritania, Madagasgar, Burkina Faso... En América,

de Alaska al Uruguay...u00a0En las Islas Mauricio, como estaba casado con una diplomática ecuatoriano-suiza y por ley no podía laborar, se volvió pescador de agua salada. Así subsistió por años.u00a0Como todo fotógrafo que se precie, Jean Claude también es afín a los riesgos, que le han buscado con la tenacidad de una amante. Durante su servicio militar de tres años, Jean Claude se dedicó a registrar las explosiones que realizaban los miembros de la base marina de Hourtin, en el suroeste galo. Era un trabajo peligroso y los obuses reventaban a veces demasiado cerca.u00a0Años más tarde y ya

con un currículo más gordo que el libro de Petete, fue testigo de las caídas de Anastasio Somoza, en Nicaragua; de Jean Claude 'Baby Doc' Duvalier, en Haití; de Abdalá Bucaram y Jamil Mahuad, en Ecuador...u00a0En esos corre corres conoció y confraternizó con otros 'locos' como Patrick Chauvel y Susan Meiselas, dos de los fotógrafos más audaces y completos que han existido.En 1970 llegó por primera vez al país y se quedó por varios años. En 1997 vino por segunda ocasión y, aunque aquí se divorció de su segunda esposa -también diplomática-, decidió aquietar su vida turbulenta y afincarse en la coqueta Quito. Claro, con más de 50 años a cuestas, ya no era más el tipo guapo y apuesto que hacía morir de envidia a gentes como Alain Delón o Jean Paúl Belmondo (su cuñado en la vida real) y que abría todas las puertas con solo esbozar una sonrisa.u00a0No obstante, aunque sus párpados llevan acumuladas muchas noches sin sueño y las arrugas le surcan la tez agrietada, a sus 67 años sigue siendo un hombre interesante y atractivo, afirma su joven ayudante Alexandra Trujillo.u00a0Su profesionalismo sin tacha y sus aportes creativos le han ganado un prestigio merecido en el medio. Ha colaborado con muchas publicaciones como Arquitecture Digest de México y Trama de Ecuador. Y es el fotógrafo oficial de empresas como Pronaca, Fybeca y otras.u00a0Como todo buen Leo, afirma Trujillo, Jean Claude Constant tiene un carácter complicado, lo que ha hecho que algunos de su colegas le califiquen como 'sobrado'. Lo cierto es que este francés es exigente y perfeccionista, se enfada pero se apaga en un chis. Y no se enciende ni por el café mal preparado.u00a0Más de Chulla vida:u00a0Obispo de la filigrana El último maestro de la vieja guardia 'El Chocolate' que endulza los oídos