Una Copa que resulta muy mezquina

Apenas Schwensteiger embocó el penal definitivo, el rumor se tomó el Paseo La Castellana (adyacente al Santiago Bernabéu): u0093Mourinho se vau0094.u00a0La dolida definición ante los bávaros, hacía que la noche madrileña necesariamente tenga un villano.u00a0Y empezó la búsqueda del culpable; entonces el porqué no puso antes a Higuaín o por qué insistir tanto con Kakáu0085u00a0Qué Sergio Ramos nunca fue fino para los penalesu0085 que todo es culpa de Mourinho.

u00a0Los diarios españoles insistían en hurgar sobre por qué el merengue estando 2-0 arriba y en cancha propia termine volteado.u00a0Horas antes del puntapié inicial en Chamartín, unas millas más al este, sobre el Mediterráneo, los hinchas del Barcelona seguían a apuntando a Messi como único imputable de la debacle ante Chelsea.u00a0Cientos, tal vez fueron miles, de titulares originados en la Península Ibérica, dando cuenta de u0093la mala jornadau0094 de Messi y de Cristiano Ronaldo.u00a0u00a0Hasta hoy en la mañana, los españoles continuaban argumentando que ellos perdieron y no que Chelsea y Bayern les ganaron.u00a0Demeritar la gesta del Chelsea en el Camp Nou o la clase magistral de pressing del Bayern en el Bernabéu, solo muestra la mezquindad de estos tiempos.u00a0Otros artículos de Freddy Álavau00a0Quiñónez, un gol a favor de la impunidadEntre el Príncipe y el Narizón...Hay que saber retirarse a tiempoBarcelona, otra vez el ídolo del EcuadorMuerte en la sur bajaEl nuevo elemento de la utileríaLecciones de un Carnaval en veda