La curva final de una crisis abismal

Este fin de semana puede marcarse un hito en la crisis abismal del fútbol ecuatoriano. La posibilidad de que un equipo no se presente porque sus deudas son insolubles, abre un nuevo capítulo.¿Por qué hubo que llegar a esto? Porque nada se hizo. La huelga de hace un par de meses fue solamente un palco para la demagogia. Los cambios profundos, es verdad, no se iban a implementar en pocas semanas. Pero al menos se debía empezar. Y ni eso se hizo.

De eso se dieron cuenta los futbolistas y ahora presionan. Mientras, la dirigencia aparece agazapada, a la espera de que la lluvia pase.

Pero, tal como van las cosas, este es el comienzo de una tormenta. Si se suspende a uno, otros vendrán atrás. Es que el ritmo es infernal. Ya nadie puede estar todos los viernes pagando miles de dólares para jugar, mientras hay problemas más graves.

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