El delito

No sé si este pecado consta en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) a estrenarse el 10 de agosto, pero de hecho ya está vigente y si no, pregúntenle al señor Alfonso Espinosa de los Monteros que, violando la ley, se negó a sacar al aire una cuña ordenada por la Secom, en la que se le acusaba de la fechoría de ser viejo.

Este delito que todos, desgraciadamente, llegamos a cometer tendría la ventaja de no satisfacer completamente con la pena impuesta, porque el delincuente lo cometería con una base de 70 años, requiriendo, quizá, un hospital como medida sustitutiva a la cárcel, desechando como es obvio el trabajo comunal y la presentación semanal ante el juez.

Efectivamente, hace tres años, los médicos que llegamos a trabajar en las unidades de salud, fuimos expulsados por milicos con metralleta por haber cumplido la edad, e informados que seríamos reemplazados por vigorosos y revolucionarios licenciados cubanos (que ya están aquí) deseosos de incrementar su salario de 30 dólares mensuales.

Lo irónico del asunto es que la mayoría de los inventores del COIP y el delito ya pisan esas edades, lo que les convertiría automáticamente en viejos hipócritas o fariseos, como los llamaría Jesucristo látigo en mano.

Las miles de adhesiones de los ciudadanos al viejo Alfonso Espinosa de los Monteros, dan por sentada su inconformidad con el abuso, pero, quién creyera, los encarrila a inscribirse en la felicidad y el amor por decreto que ha impuesto el señor Ehlers con millonaria campaña.

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