Fe supera el sacrificio

La procesión de Jesús del Gran Poder, en San Francisco, convocó a unos 2 000 participantes aproximadamente.

Ayer, cucuruchos, verónicas, Cristos y romanos se concentraron desde las 07:00, en el patio del Colegio San Andrés. Ahí se cubrieron con batas largas moradas, bonetes o velos. Los penitentes también se alistaron. Erika Ayo, moradora de la Pío XII, caminaba en medias por el patio. En sus manos tenía su par de zapatos. Esta creyente, que participa desde el 2010, comentó que ese sacrificio es una muestra de agradecimiento. Jesús del Gran Poder protege a mi familia.

Para Danilo Cachipud, otro participante, la manera de pedir un favor a Dios también implica esfuerzo. Él uso la bata de cucurucho solo hasta la cintura. Sobre su espalda desnuda colocó una cruz elaborada con cactus.

En sus pies descalzos ató una cadena. El propósito, según este creyente, era sentir el sufrimiento que padeció Jesús antes de ser crucificado. Pero mientras llegaba la hora de la procesión esperó sentado en el piso.

A las 11:45, con la lectura de la sentencia empezó el recorrido. La gente caminó por ocho calles del centro. El sol era intenso. En el trayecto iba la imagen de San Juan, la Virgen de los Dolores y de Jesús del Gran Poder. Cada una iba sobre andas. Fueron decoradas con flores.

Luego de casi cuatro horas, la procesión terminó y la gente retornó al plantel. Esta vez lucían cansados. Algunos tenían los pies negros y ronchas en el cuerpo. Pese a esto, Víctor Tamango, participante, aseguró sentirse bien.

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