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Futbolero
22 de febrero de 2018 11:33

Los Soler son hinchas del rock

El hijo del ‘profe’ Soler es un ‘crack’ en el piano. Está de visita en el país para presentar su último trabajo discográfico Amor Bonsái. Foto: Julio Estrella / ÚN

El hijo del ‘profe’ Soler es un ‘crack’ en el piano. Está de visita en el país para presentar su último trabajo discográfico Amor Bonsái. Foto: Julio Estrella / ÚN

David Paredes
(D)

Luis Soler, entrenador del Aucas, recuerda entre risas y nostalgia cuando la directora de la escuela donde estudiaba su hijo Rodrigo lo llamó para ‘denunciar’ que su guagua usaba un arete.

Como taita responsable, acudió al llamado desesperado de las autoridades estudiantiles. Rodrigo presentaba ‘brotes de rebeldía’ que hace 20 años eran considerados como una falta grave.

“Ese día me sorprendió la respuesta de mi hijo. Justo al frente de la directora les preguntó por qué las niñas sí los podían usar y él no. Yo lo respaldé totalmente”, recuerda el argentino de 66 años.

Esa anécdota marca el estilo de su hijo, quien en la adolescencia prefirió tomar un camino distinto al del fútbol que tanto apasiona a su padre.

“Jugaba cuando estaba en el colegio. Pero preferí la música. Eso es algo que puedo hacer toda mi vida. Además, ir a los entrenamientos implicaba dejar la escuela, a mis amigos y los ensayos con mi banda”, asegura Rodrigo.

Este roquero alternativo de 38 años creció entre los cánticos de la barra de San Lorenzo de Almagro y las canciones de Charlie García, Andrés Calamaro, Fito Páez... En definitiva, los grandes exponentes del rock argentino definieron su estilo musical.

“Como futbolista era bueno, pero como músico es un ‘crack’. Que se quede en lo suyo”, afirma riendo el entrenador del Aucas.

Luis le dio plena libertad a su hijo para que decidiera qué hacer de su vida. Pero le heredó una pasión que ni el tiempo ha podido borrar. Ambos son fervientes aficionados del cuadro azulgrana.

“Mi papá me llevó desde pequeño a la cancha de San Lorenzo. Me enamoré del club y decidí hacerme hincha. Influyó él, pero la decisión la tomé yo”, recuerda Rodrigo.

El ‘guagua’ no le ha compuesto canciones al fútbol. Sus temas hablan más del desamor, de la frustración y de la vida. Sin embargo sí ha utilizado elementos muy futboleros. Hace mención a su amado club, mientras habla de la traición y del dolor que produce el desamor.

“Nunca le compuso nada al fútbol. Solo le hace canciones a sus novias y a sus desamores”, asegura el ‘profe’.

El cantautor bonaerense tiene grandes recuerdos junto a su padre. Él estuvo presente cuando logró el ascenso en España con el Cádiz e hizo amigos en Cuenca, cuando Luis estuvo en el banquillo del conjunto morlaco.

“Acá soy hincha del equipo donde esté trabajando mi padre. Una de las experiencias más lindas fue acompañarlo en el 2004 cuando el Cádiz consiguió el campeonato de Segunda División de España. Fue algo increíble”, dice.

Rodrigo Soler llegó al país para su gira de promoción de su disco Amores Bonsái. En Quito tuvo dos presentaciones. Ayer estaba previsto que tocara sus mejores éxitos en uno de los bares de la ‘Carita de Dios’. Mañana y el sábado tendrá un show en La Guarida, en Cuenca.

Padre e hijo tienen estilos distintos. Luis es más conservador. Para la producción de fotos con ÚLTIMAS, accedió a posar en una pared llenita de grafitis. Dice que lo hace por su muchacho. Rodrigo ya está acostumbrado a posar. Su instrumento es el piano, pero en la cancha siempre jugó de delantero. De niño soñaba jugar en el ‘Cuervo’.

Su discografía está conformada por dos álbumes de estudio: ‘Amor Bonsái’ (2017) y ‘Diletancia’ (2011). Ha realizado giras por España, Argentina y ahora en Ecuador.