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En Las Aulas
21 de marzo de 2018 16:13

¿Y si hace una sesión de risoterapia en la clase?

Cada maestro puede crear una manera de aplicar la risoterapia. Foto: archivo / ÚN

Cada maestro puede crear una manera de aplicar la risoterapia. Foto: archivo / ÚN

Redacción En las aulas
(I)

Ayudar a los alumnos a encontrar un equilibrio entre la razón y las emociones: para ese cometido funciona, entre otras cosas, la risoterapia.

No hay que ser un especialista tampoco. Basta el sentido común. La pedagoga española Mercedes Chicano Clavero da un ejemplo de cómo aplicar esta idea.

El ejercicio

En este ejemplo la actividad consiste en imitar estados emocionales a través del juego “Este es mi avión”. Puede tener muchas “variantes o adaptaciones”, dependerá de la edad de los participantes y de las emociones que se quiera trabajar.

El objetivo es descubrir el placer de conocernos a través de la risa.

El recurso, cualquier objeto que quiera convertir en un avión o un avión propiamente dicho.

El desarrollo

Debe pedir a los alumnos que coloquen sus sillas en círculo y les da un objeto. Eso será un avión; si tiene un avión de juguete mejor, si no, cualquier objeto sirve. Les debe proponer, entonces, que “regalen” su avión al compañero, pero imitando diferentes estados emocionales que usted les proponga o que ellos convengan.

Ejemplo: “Este es mi avión, ¿te gusta mi avión? Es bonito, te lo regalo”. Esta frase la deben decir en distintos estados emocionales: alegre, enfadado, nervioso o alterado, tímido, extrovertido, etc.

Esto provocará risas, con toda seguridad, y sobre todo complicidad entre los alumnos que podrán entender las emociones y relativizarlas.

Actividades similares se pueden hacer también con el arte (algunos le llaman arteterapia) o con la música (lo que se da en llamar la musicoterapia).

La idea, en general, es permitir que los alumnos experimenten las emociones, que las vean como algo propio del ser humano, que depende de cada circunstancia y, sobre todo, que pueden ser manejadas.